UNAH PRUEBA APTITUD ACADEMICA 2014 PAA 16 MARZO Honduras

martes, 18 de marzo de 2014

La otra cara

- Artículo de opinión del diario La Prensa

Sin olvidar, para que la impunidad no termine por asfixiarnos, pero relegando, por hoy, el Instituto Hondureño de Seguridad Social, los ficticios estados de cuenta de la municipalidad sampedrana, la polémica por el sí o el no en el descenso de la criminalidad, el despliegue de promesas en el incremento de puestos de trabajo, la gran corrupción en compras y contratos o el sangrante goteo de los ciudadanos en trámites administrativos o a las puertas de oficinas gubernamentales.

Como bocanada de aire fresco, en un enrarecido ambiente, las filas de miles de estudiantes, el domingo en la mañana, para realizar la Prueba de Aptitud Académica, PAA, es ese otro rostro de los hondureños que hemos ido olvidando con “los golpes de la vida” como dice la canción. Pero no, ahí estaban, bien temprano, los aspirantes a iniciar los estudios superiores en Tegucigalpa, San Pedro Sula y en los centros regionales.

Desde que se inició la prueba de “ingreso a la universidad”, con férrea oposición, la organización ha sido clave para el éxito que además eliminó el temor de la juventud a presentarse, aunque no desapareció el nerviosismo propio de los años estudiantiles. Hoy ya se ha institucionalizado y en tres ocasiones cada año la convocatoria al PAA es atendida por miles de egresados de secundaria.

En el campus de la capital la afluencia fue mayor; sin embargo, los 4,259 estudiantes, el 92.8% de los que hicieron el trámite, que se presentaron en la Unah en el Valle de Sula es más que significativo, pues la demanda va en aumento.

Si hace unos días se ofrecía los resultados de las pruebas a docentes para optar a una plaza, con resultados desastrosos, en el ingreso a la universidad se completa la evaluación colectiva de la labor académica en las aulas de escuelas y colegios.

En los últimos años la caída de promedios, reflejó el incumplimiento del calendario escolar y la incursión de los maestros, en horario laboral, en actividades extraescolares. La recuperación de los centros educativos y el control del personal se irá reflejando en las próximas pruebas de aptitud, pues aún es pronto para recoger los frutos de los 200 días de clase, de la capacitación de los maestros, del cumplimiento de horarios y del desarrollo de los temas con participación activa de los alumnos.

En la universidad son evidentes los beneficios derivados del “examen de ingreso”, como popularmente se conoce al ejercicio académico previo a la matrícula, pues la deserción ha disminuido, la vagancia por el campus ha descendido y, sobre todo, el interés por las clases ha hecho posible en los últimos años la casi desaparición de los alumnos que pasaban por la universidad sin que la universidad pasara por ellos.

La universidad, financiada con los impuestos y la simbólica cuota de la matrícula de otros ínfimos costos administrativos, permanece abierta a los jóvenes dispuestos a sacrificarse, porque “el que algo quiere, algo le cuesta”.


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