A estas alturas muchos padres de familia han acompañado a sus hijos en la experiencia de postular a la universidad y de no haber ingresado. Muchos chicos se sienten confusos, deprimidos y encima cargan con la pena del sufrimiento de su papá y mamá, lo cual los hace sentirse peor.
Es por ello que es importante que los padres tengan trabajadas algunas cosas para hacer que esta experiencia no sea una traba para los hijos sino un nuevo reto.
Primero, tenemos que aceptar que los padres nos sentimos movilizados por todo lo que para nosotros significó salir del colegio y asumir nuestro propio devenir como hombres y mujeres, cargando no sólo nuestros sueños y temores sino también los de nuestros propios padres.
El hecho que nuestra hija o hijo no haya logrado este ingreso moviliza viejas heridas y viejos temores de no ser aceptados o de ser criticados, y es por eso que no siempre podemos ayudarlos en este proceso.
Muchas veces el ingreso o el fracaso es un medio para presumir ante la familia sobre los buenos padres que somos o no. Esto es percibido por los chicos, quienes viven esta dura experiencia de una manera inmanejable.
Una de las cosas que debemos hacer es aclarar qué es lo que nos mueve este fracaso, cuán tocados nos sentimos en nuestros propios complejos y cómo se los transmitimos a los chicos.
Por otro lado, debemos mantener la capacidad para ayudarlos a reponerse del mal rato y reevaluar las posibilidades de seguir caminando por la vida tocando diferentes opciones de estudio y revisando cómo se vienen preparando.
Debemos ayudarlos a entender que un examen de ingreso no necesariamente mide la capacidad, ya que intervienen otras variables que ponen en riesgo su ingreso como por ejemplo:
- Los nervios y la angustia
- La capacidad de relajación
- El nivel de conocimiento
- La cantidad de postulantes
Finalmente, debemos ayudar y acompañar a nuestros hijos a reconocer que esto es parte del camino de la vida y no el fin de una experiencia. Que los amamos más allá de un fracaso y que estaremos a su lado para que sigan construyendo su vida adulta.
Fuente: Blog Confidencias
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